JUECES DE ATLETISMO EN ACCION (EXPERIENCIA)
Juez Jefe de Longitud y Triple Salto.
Tendrá el foso de caída en las mejores condiciones, liso, con la arena bien cernida y la humedad necesaria. Después de las tres primeras rondas, hará que los auxiliares del foso hagan una puesta a punto más concienzuda que las de entre salto y salto. Durante el calentamiento también tendrá a los auxiliares alisando el foso, para que no se hagan agujeros en la arena, ni se endurezca, de forma que los atletas puedan lesionarse antes de comenzar la prueba.
Se colocará preferentemente sentado y a la altura de la tabla de batida, como a un metro y de frente al público, para no tapar la tabla con su cuerpo; el resto del jurado estará en el mismo lado, para que se vea bien la competición. Mirará la carrera y centrará su atención en el hecho de la batida, para luego desviar la vista a la caída. Si no tiene claro si el atleta ha tocado o no la línea de batida, observará si hay marca en la plastilina, y si la hay, dará el salto nulo. Hemos de tener en cuenta que es difícil ver, estando nuestra línea visual por encima del pie del atleta, si la parte de la suela toca o no la plastilina. Vemos perfectamente si pasa de la línea, pero no si toca, salvo que sea muy evidente, eso nos lo dice la marca. Una punta de la zapatilla ligeramente curvada hacia arriba puede darnos impresión de nulo sin serlo. Si es nulo, tanto en longitud como en triple salto, levantaremos la bandera roja cuando veamos al atleta aterrizar en la arena, y no durante la acción del salto. Luego atenderemos a la salida del foso, y nos auxiliaremos del juez de caídas cuando desde nuestra posición no podamos ver si ha salido hacia atrás o hacia delante de su huella. Levantaremos la bandera blanca cuando el atleta haya salido del foso. Es costumbre de algunos jueces quedarse sin alisar la plastilina para enseñarle al atleta que ha pisado; esto no debe hacerse sino a petición del atleta, que puede tener muy claro su nulo. En todo caso, si el nulo ha sido por poco y consideramos que el atleta puede tener alguna duda conservaremos un momento la plastilina sin alisar, por si quisiera verla; si no, procederemos de inmediato a alisarla. De ninguna manera le diremos al atleta cómo ha batido o dónde, eso podría considerarse asistencia en la zona de competición.
Durante la medición, y hasta que acabe el alisado de la arena, colocaremos un cono o la bandera roja, interfiriendo en el pasillo, para que el atleta siguiente se retenga hasta que le demos paso, quitando el cono o mostrando un momento la bandera blanca en el pasillo.
Juez Jefe de Altura y Pértiga
En Altura se colocará casi en línea con el listón, quizá un poco adelantado, para poder observar si el atleta pisa bajo el listón o lo traspasa indebidamente. En Pértiga se pondrá de forma que pueda ver el cajetín, de pie y de cara al público, para que puedan ver bien la batida, el resto de los jueces y los atletas estarán también como menos estorben al público. Ha de hacerlo a una distancia prudencial, de manera que no interfiera ni moleste la carrera de los atletas. En caso de salto nulo levantará la bandera cuando el atleta ya esté tocando la colchoneta, salvo que el nulo se produzca sin la caída del atleta, por tiempo, o por traspasar la línea del listón, que lo hará en el momento del nulo. Levantará la bandera blanca cuando le conste que el atleta ha franqueado el listón sin derribarlo. Puede ser que el listón quede bamboleándose; en ese caso el Juez lo observará y esperará a ver si se cae, y si está convencido de que no va a caerse y sólo vibra, lo detendrá con la mano (o con las alzas de colocar el listón de Pértiga) y entonces levantará la bandera blanca. No hay que apresurarse en levantar bandera blanca, porque se dan ocasiones en que el juez la levanta y luego cae el listón.
¿Cómo se realiza la medida de una altura? Primero hacemos una señal en el listón, no en los soportes de goma, para ponerlo siempre con la misma cara hacia arriba, que será la natural que dependa de su curvatura. Todos los listones están ligeramente combados, no tratemos de colocarlos de una forma antinatural. A continuación medimos la altura por el centro del listón, y luego trasladamos el medidor a ambos lados del listón, para cerciorarnos de que no está torcido; las alturas a ambos lados del listón han de ser iguales. Nunca comprobaremos la horizontalidad de un listón a ojo, siempre midiendo a los lados. Muchas veces, en el horizonte de detrás del listón hay paredes, carteles, edificios, que pueden distorsionar nuestro punto de vista, lo que nos llevará a colocar siempre torcido el listón, aunque visualmente pueda parecer que está bien. Si es necesario remediremos la altura, por ejemplo, si un atleta ha movido un saltómetro en su caída. Por supuesto, en Pértiga siempre moveremos los saltómetros al cero para realizar la medición desde el tope del cajetín.
A veces interviene el viento. El siempre molesto viento puede ser un grave obstáculo en una prueba de salto vertical. Si es necesario, pondremos a los jueces de liston sujetando a mano o con las alzas los extremos del listón para que no se lo lleve el viento, y, naturalmente, dejarán de sujetarlo en el momento del salto. Aquí el Juez Jefe ha de estar especialmente atento para discernir si el listón se cae por acción del ateta durante el salto o por acción del viento. De ninguna otra forma puede sujetarse el listón al saltómetro.
En Pértiga, hasta que el atleta siguiente pueda saltar pondremos un cono en el pasillo o daremos bandera roja; En Altura indicaremos al atleta la disponibilidad del salto también con las banderas si es necesario.
Los atletas de salto de Altura generalmente marcan su talonamiento con cinta adhesiva, pero si alguno lo hiciera con marcas de plástico o madera se le ha de permitir, siempre que no estorbe la carrera de otro atleta; si un atleta se queja de que la marca de otro es un volumen que interfiere en su carrera, ha de instarse al dueño de esa marca para que la cambie por una adhesiva al suelo, que pueda ser pisada. En todo caso, recordemos que los atletas han de usar las marcas que la organización ponga a su disposición.
Las pértigas generalmente no pasan por cámara de llamadas, el Juez Jefe ha de velar porque sean reglamentarias, inspeccionando el número de vueltas de esparadrapo que lleven, el refuerzo en la base y que no contengan partes móviles.
¿Qué pasa si al atleta se le rompe una pértiga? Este hecho, incluso si no repercute en la salud del atleta, suele ser traumático para él. Es un hecho extraordinario y ha de recibir una respuesta extraordinaria... en lo posible. Le daremos tiempo suficiente para coger otra pértiga, recomenzar el ensayo, y le volveremos a contar el tiempo desde cero cuando se halle en posición de empezar. Una cuestión que debe resolver el Juez Árbitro es si permite pasar esa altura al atleta porque se le haya roto la pértiga; sabemos que cuando un atleta dice que va a hacer un intento luego no puede echarse atrás y pasar, pero quizá aquí el Juez Árbitro considere que ha de hacer una excepción si ve que el atleta ha de localizar otra pértiga, o preparar convenientemente otra de las suyas y eso le puede llevar un tiempo excesivo; salvo intervención en este sentido del Juez Árbitro, nosotros hemos de aplicar el reglamento y no permitirlo. ¿Y si el atleta no tiene pértiga? Si un atleta no tiene otra pértiga, y la organización no tiene pértigas a su disposición (que no tendrá), el atleta no puede seguir compitiendo. Daremos instrucciones al secretario de la prueba para que lo haga constar como que se ha retirado. Las pértigas son propiedad exclusiva de los atletas y no se puede obligar su cesión.
Juez Jefe de Lanzamientos.
No me cansaré de decir que su primera tarea será preservar la seguridad de jueces y participantes. Se colocará de la siguiente forma: En Peso, a dos o tres metros del círculo, frente a la línea de partición, y de forma que la zona de caída quede a su derecha; cuando el atleta sea zurdo puede irse al otro lado, esto se hace para poder observar el acto de despegue del peso; el resto del jurado estará de cara al público, para no tapar el concurso. En los demás lanzamientos se pondrá en el lado que considere conveniente, y de manera que el jurado (salvo jueces de caídas y cinta) y los atletas, obstaculicen menos la visión del público; en Disco y Martillo se pondrá a una distancia tal que no le pueda alcanzar un artefacto que dé en la red.
El Juez Jefe estará atento a la acción del lanzamiento, fijándose tanto en los pies como en el brazo lanzador del atleta; una vez que haya soltado el artefacto, seguirá mirando al atleta (a veces a uno se le va la vista siguiendo al artefacto) y estará atento a su forma de salir; en el momento en que el atleta salga, mirará inmediatamente a la zona de caída a ver si se ha producido ya el contacto del artefacto con el suelo o si aún está en el aire; si el atleta ha salido sin cometer antes nulo, y el artefacto ha caído correctamente según el juez de caídas, levantará la bandera blanca. En alguna ocasión, el artefacto choca contra la jaula y cae dentro del sector pero dentro de la jaula o a escasos metros; si el atleta sale bien del círculo ese lanzamiento también es válido y hay que medirlo, lógicamente hemos de fijarnos bien en dónde ha caído porque los jueces de caídas, lejanos, no habrán podido verlo. Y la medición de ese lanzamiento puede suponer la diferencia entre puntuar para el equipo o no, o continuar en competición o no. Hay que fijarse. Es más, si perdemos esa huella, el atleta puede reclamar un intento extra, y con razón. No demos por supuesto que un lanzamiento de esas características va a ser anulado por el atleta.
El círculo de lanzamiento ha de estar limpio, y limpio es cuando los atletas dicen que está limpio; polvo y piedrecillas pueden hacerles resbalar. También ha de estar seco, y si llueve habrá de ser vaciado las veces necesarias, y secado si se puede.
En el lanzamiento de Jabalina se da en ocasiones la circunstancia de que el atleta no acaba de salir del pasillo. No se da cuenta de que ha de acabar el lanzamiento saliendo, pero no podemos ponernos a medir hasta que lo haga.
En el lanzamiento de Martillo hemos de fijarnos en los guantes de los atletas, hemos de inspeccionarlos y antes de cada lanzamiento nos los han de enseñar. Los guantes han de tener unas características concretas, revisémoslas, con ellas se trata de impedir que los guantes presenten un soporte rígido extra para sujetar el asa con menor esfuerzo. Antes de cada lanzamiento podemos, si lo creemos oportuno, revisar el artefacto; esto es muy conveniente en el caso del disco, comprobando con la mano que no tiene ningún producto adherente en el borde metálico.
Secretario de concursos.
Tendrá las hojas de campo necesarias, pasará lista a los atletas, y les informará de su turno. Hará las anotaciones con pulcritud o llevará una hoja borrador. En Altura y Pértiga les informará de la cadencia de alturas y tomará nota de los pases y los comienzos de competición de cada atleta; y después comunicará a todos los atletas estos pases, y los inicios de cada cual, para que sepan cuál va a ser su turno real al principio de la competición; en Pértiga, además, tomará nota de la distancia de los saltómetros. En los concursos con mediciones estará muy atento a la marca que le dicte el Juez Jefe, y la repetirá en voz alta al anotarla para que aquél se dé cuenta de que le ha oído bien. En comunidades con un idioma vernáculo oficial he presenciado cómo el Juez Jefe dice la marca en una de las dos lenguas, y el Secretario la repite en otra, una idea aconsejable. En caso de que un atleta haya de ausentarse tomará nota de su ausencia y de su regreso y le informará de los ensayos que le quedan. Siempre dará información a los atletas del estado de la prueba.
En los saltos verticales, comunicará qué atletas están eliminados tras cada altura, para que puedan abandonar la zona de concurso. En las demás pruebas, realizará la clasificación intermedia tras las tres primeras rondas. Para no liarse ni hacer tachones es mejor que haga una clasificación sencilla, del primero al último, sin más, comunique los eliminados, comunique el nuevo orden a los que quedan, y luego vaya llamando a competir al octavo, al séptimo, al sexto... etc. En ambos casos, dará la hoja de campo al Juez Jefe para que la repase. En Pértiga se anticipará en comunicar a los Jueces de Listón la distancia de los saltómetros. Cuando haya dos secretarios es mejor que uno de ellos sea el principal, y que el otro, tras cada ronda, se desplace y vaya cotejando las anotaciones de ambos.
En los lanzamientos, comienza a ser habitual que uno de los secretarios lo sea de artefactos. El secretario de artefactos los tendrá ante sí, y los que no tenga, los tendrá controlados. Dejará que los atletas los inspeccionen y elijan, pero no que se los lleven hasta que vayan a lanzar o sean los siguientes. Tomará nota de con qué artefacto efectúa cada atleta cada intento, y vigilará que los artefactos no sufran cambios ni averías. En caso necesario apartará el artefacto averiado o, si desconfía, lo mandará a rehomologar. Cuando se bata un récord hará que se rehomologue el artefacto.
Juez de Listón.
Además de la colocación del listón tras la caída, y ayudar al Juez Jefe a medir, el Juez de Listón auxiliará al Jefe en la observación de los ensayos. En Altura se colocará de forma que no impida la visión de Juez Jefe, y el del lado contrario, de forma que tenga buena visión del ensayo. De igual modo procederán en Pértiga, pero además estarán atentos a recoger la pértiga en su caída, procurando que no llegue a chocar contra el suelo, ya que se rompen o deterioran; sujetarán la pértiga y la entregarán al atleta. Si la pértiga va hacia el listón o los saltómetros no intervendrán, sólo cuando caiga claramente hacia atrás. En pértiga estarán muy atentos a la distancia de los saltómetros con respecto al tope del cajetín, comunicándose con el Secretario.
Juez de Caídas en Longitud y Triple Salto.
El Juez de Caídas se colocará en el lado que le asignen, fuera del foso de arena, y vigilando que la cinta métrica no entre nunca dentro del pasillo o del foso hasta finalizar el salto. Vigilará exactamente dónde cae el atleta, que puede dejar alguna señal leve antes de la de caída, que no veremos si no hemos estado atentos, y luego observará si sale del foso en la forma reglamentaria, y si no, se lo señalará al Juez Jefe de la prueba, que quizá desde su posición no lo pueda ver con claridad. A la hora de entrar en el foso a medir lo hará siempre desde detrás de la caída, para que la zona de arena desde el inicio del foso hasta la primera huella quede siempre libre de sus propias huellas. Cuando el atleta deje dos huellas lejanas entre sí y dude entre cuál es la más cercana a la tabla de batida, medirá ambas, para que registren la menor. Procurará no estorbar las huellas del atleta, y poner el pincho estando él un tanto alejado del lugar, para que si hay alguna reclamación se distingan bien sus huellas de las del atleta. Si es necesario, indicará a los atletas por qué lado han de salir, ya que el salto puede coincidir con alguna carrera paralela y puede estorbar.
Tenderá la cinta bien recta y tirante por encima del pasillo y el foso, y totalmente horizontal y paralela al suelo, sin meterla dentro del agujero hecho en la arena.
Su otra función adicional será la de guiar a los operarios del rastrillo, que actuarán a sus órdenes y a los que exigirá pulcritud y rapidez, sobre todo evitando agujeros y desniveles en la arena.
Juez de Caídas en Lanzamientos.
Antes de nada hemos de tener claro qué es una huella en un concurso de lanzamiento. ¿Existe la huella? Nos consta porque en ocasiones vemos cómo un martillo se clava enteramente en el blando césped. Pero otras veces no. No hay huella. ¿Entonces? La huella es la impresión que tiene el Juez de Caídas del lugar exacto en que ha caído el artefacto. No podemos, simplemente, ir hacia donde ha caído y ponernos a buscar la huella, puede ser que no haya ninguna porque el disco, la jabalina, hayan caído muy planos y no hayan hecho marca; puede ser que el suelo esté muy duro y no se vea; y lo que es aún peor: puede ser que lleguemos allí y haya dieciocho huellas por metro cuadrado ¿cuál es la nuestra?. O sea, un Juez de Caídas no puede ir buscando la huella, ha de saberla. ¿Cómo se hace eso? El Juez ha de estar mirando siempre el artefacto, cuando aún se encuentra en la mano del lanzador, además, de ello depende su seguridad; en el momento en que vuela ha de ir acercándose hacia el lugar en el que prevea que va a caer, y desde un lado, nunca en la trayectoria; cuando el artefacto tome tierra el juez ha de estar a una distancia de entre cinco y diez metros y a un lado; siempre sin perder de vista el artefacto; y una vez que tome tierra, el Juez se quedará mirando fijamente el lugar de la huella e irá allí rápidamente sin apartar la vista de ese punto en ningún momento ¡es la única forma de no perderlo!; cuando llegue donde la huella, la marcará con el pincho y entonces mirará al Juez Jefe a ver si el lanzamiento es válido o nulo, ya que si se queda esperando la bandera blanca sin ir tras el artefacto, lo más probable es que lo pierda; primero se marca la huella y luego ya veremos si el lanzamiento es bueno. En el caso de la jabalina, además, quizá sea conveniente si vemos que viene plana, agacharse un poco para ver con precisión si realmente toca primero la punta; esto es algo que se ve mejor un tanto distanciado, porque cerca y de pie vemos la jabalina desde arriba y ella mismo nos tapa, de ahí el agacharse.
Cuando hay dos Jueces de Caídas, uno con banderas y otro con el pincho, es conveniente que se repartan el trabajo, si el del pincho arrastra la cinta de medir, mejor que quien marque la huella sea el de banderas, que se mueve sin impedimento; si el del pincho no lleva cinta por ser medición electrónica pueden repartirse el sector. Pero ambos han de observar la caída. Cuando se emplea el método arriba indicado la coincidencia entre ambos es total, si no, puede haber discrepancias. Si hay un solo Juez, que lleva el pincho, conviene que al menos lleve una bandera roja para marcar los nulos, llevar las dos seguramente le estorbaría.
Otro consejo que hay que seguir es el de ponerse siempre de espaldas al sol. No importa en qué lado del círculo o pasillo esté el Juez Jefe; el Juez de Caídas ha de velar por su seguridad, y de paso por la mejor visión del artefacto, por lo que no puede tener al sol dándole en los ojos. Y cuidar de que la cinta no sufra golpes de los artefactos.
Y si perdemos la huella lo decimos, para que le den otro intento al atleta, y nunca deducimos una por aproximación.
Juez de Cinta (Huincha)
Es siempre aconsejable disponer de un Juez de Cinta, abrevia considerablemente el acto de la medición, y en el concurso de Jabalina es imprescindible. La posición del Juez de Cinta es donde pueda auxiliar al Juez Jefe en alguna otra tarea que le encomiende y donde menos estorbe. Así pues, el Juez de Cinta no tiene por qué estar encima de la plastilina en los saltos horizontales ni dentro del círculo en lanzamientos. En Longitud y Triple puede perfectamente ponerse a varios metros de la zona de batida, donde estará ya el Juez Jefe y seguramente el Secretario, y desde allí, simplemente tender la cinta haciéndola pasar por la tabla para que el Jefe mida. En los lanzamientos basta con que haga pasar la cinta por el centro del círculo (que tendrá identificado o marcado) o el vértice, en línea recta con la huella. Estará coordinado con el Juez de Caídas para que la cinta presente siempre la cara marcada hacia arriba y no sufra torsiones.
Juez de Atletas.
Cada día más importante, el Juez de Atletas es en cualquier competición de nivel medio y alto una figura imprescindible. En parte porque es la persona adecuada para, teniendo conocimiento de idiomas, servir de intérprete. La misión del Juez de Atletas es el control de todos los atletas durante los calentamientos y el desarrollo de la prueba, de forma que cumplan el reglamento en su comportamiento. Velará porque lleven los dorsales, el uniforme, porque no usen teléfonos o radios, y para que no estorben a los que estén compitiendo. Ahora que los atletas pueden salir de la zona del concurso para consultar con su entrenador desde la grada, serán quienes les den entrada y salida, y les tengan localizados para no abandonar la pista. Cuando vuelvan a la zona, vigilarán que no traigan algo no autorizado; hay cosas que pueden permitir, como agua, o un chubasquero reglamentario. El Juez de Atletas estará al tanto de aquellos que tengan que abandonar la prueba por haber sido eliminados, se lo avisará, y los conducirá fuera. En el concurso de Pértiga, salvo excepciones, no permitirá que se lleven las pértigas, que generalmente puede resultar un estorbo para otras pruebas que se estén celebrando. También llevará nota de los turnos de intervención de los atletas, para ir avisándoles que les toca y no se despisten, e incluso puede llevar su propia secretaría para que los atletas puedan hacer consultas sin molestar al secretario de la prueba. Y sobre todo, impedirá que entrenen con artefactos, pértigas u otros útiles en las cercanías de la zona de concurso. Procurará hacerse persona de referencia para ellos, ayudarles en lo que se pueda, e informarles de lo que sea oportuno, y no destacar simplemente como vigilante.
Juez de Marcador
Estará coordinado con el Secretario de la prueba y establecerá con el Juez Jefe el criterio sobre cuándo poner el dorsal que ha de hacer el intento, la marca, y cuándo ha de volverla a cero y cambiar el número. Cuidará sobre todo de que el marcador sea visible a los atletas, y luego, lo moverá para que el público pueda ver la marca conseguida.
Juez de Reloj
Es de gran importancia su figura, ya que su actuación puede ser fácilmente objeto de reclamación por parte de los atletas, y porque puede contribuir a la fluidez del concurso. El Juez de Reloj dará comienzo al tiempo cuando el atleta haya sido avisado y tenga todo dispuesto para efectuar su ensayo, y no antes. Si una vez que empieza la cuenta atrás hay algo ajeno al atleta que le estorba, parará el reloj, lo volverá a cero y cuando el atleta ya pueda efectuar el ensayo sin estorbo le volverá a dar todo el tiempo. A esto se puede hacer una excepción, claro: en el caso de los concursos de Altura y Pértiga en que los atletas tienen más tiempo entre ensayos, puede que haya una obstrucción en la zona de concurso, pero que no les afecte, por lo que no debe parar la cuenta de tiempo. Por ejemplo, estamos contando el tiempo, el atleta está en el suelo descansando, y entonces pasa un carrito de vallas por la zona de concurso; no hay por qué parar el tiempo, no molesta realmente al atleta, otra cosa sería que el atleta se hallara de pie y concentrándose para saltar, entonces sí rompería su concentración. Parar o no el reloj depende de esto, de si juzgamos que el atleta ha sido o no interrumpido. Si disponemos de un reloj con marca de segundos, el atleta ya lo ve; pero si no, le indicaremos que le faltan quince segundos con la bandera amarilla, y con la voz o por señas, en todo caso, podemos avisarle de que reiniciamos la cuenta o de que seguimos, pero el atleta ha de estar avisado del tiempo que le resta.
Epílogo
Esta es una manera de hacer las cosas. Seguramente quien lo lea tendrá ideas que mejorarán algún asunto sustancial. No creo que se pueda decir tajantemente cuál es la mejor manera de proceder en el juzgamiento de las pruebas de atletismo. Seguramente lo que es válido en un comité no se puede hacer en otro, simplemente porque la mayor parte de los jueces lo hacen de una forma o de otra y hay que adaptarse a los usos del lugar, lo que será más fácil de conseguir que el que muchos jueces varíen su forma de hacer. Siempre dentro de las normas reglamentarias, naturalmente. Sólo he pretendido que el Juez Territorial tenga una idea amplia de las distintas funciones que se pueden tener en una competición, y una somera idea de lo que puede hacer cuando le toque, para una mejor comprensión del entramado organizativo.
T.G.
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